Cuando una sensación nueva y placentera se presenta en mí,
al poco tiempo me vuelvo adicto a ella.
No puedo sacarla de mi sombra, me persigue sin molestar,
necesito de ella, ella de mí
Ambos paseamos por calles invisibles tomados de la mano como
dos amantes.
Si es una canción, su melodía me invade a cada instante
hasta límites fondosos. Si es una imagen, se proyecta en mi cabeza, creando
pequeños micro-cines mentales que pocos pueden observar.
Y ahí estallan los mil colores, clásica revolución interior.
Las mareas callan. Los sonidos se defienden
Me devoro a mi mismo.
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