Salgo a la calle luego de cerrar la puerta de casa, una señora pasa y me mira. La saludo. Ella no
Subo al auto, llego al semáforo, conduzco por la autopista, llego a mi trabajo.
Abro la puerta
Todas las miradas de la oficina se clavan en mi
Pensé que todos ya estaban acostumbrados de mi gran defecto de la impuntualidad pero no. No era eso.
Mis compañeros, cada uno en sus tareas, me miran boquiabiertos y se precipitan hacia mi.
Mi cabeza era un gran signo de interrogación. No entendía que pasaba y eso me estaba empezando a inquietar.
Los ojos de Isabel me miran de arriba abajo, Arturo también, lo sigue el turco..
Cuando abro la boca para preguntar que es lo que está ocurriendo, bajo la vista, me miro...y ahí comprendí
Había olvidado la mitad de mi cuerpo en mi casa.
13 de mayo de 1996
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